Jueves por la mañana. A las 9 tenemos que estar en la escuela, así que nos levantamos pronto para estar antes. Bien, llegamos y nos meten en un salón de actos y allí hay un discurso en japonés. ¡Eoooo! ¡Qué bien! ¿Pero es que no me van a explicar ni el sistema en inglés? Un par de horas de explicaciones en japonés, todo en estilo muy asiático. El director se presenta, luego los profesores, luego cada uno de nosotros. Todo con reverencias. Muy formal.
Luego descansito. Se acaba el descanso, si es que entender japonés era descansar, y ahora es el momento del test de nivel. ¡Yupi! Primero es un examen escrito con unas 150 preguntas, luego un examen oral. K acaba antes que yo... El examen oral me va de pena... Yo que estaba oyendo las preguntas que les hacían a los otros, estaba feliz pensando que entendía... Bien, pues llega mi turno y como había contestado mucho del examen escrito mis preguntas no empezaban con esas del estilo de "¿cómo te llamas?" sino más bien del estilo de "¿estás interesada en hacer el proficiency de japonés y para cuándo?" y seguían por pasivas, lenguaje honorífico, etc. Y claro, acabamos el test y me dice la mujer: "¿te parece bien si te pongo en un nivel más bajo para que repases, porque se ve que has estudiado esto pero que te falta práctica?" Y yo, claro: "sí, sí".
Pausa antes de seguir, hora de comer. Nos metemos en la cafetería de la escuela, que es de tamaño llavero. Nos trae una carta totalmente en japonés y no entendemos, así que acabamos pidiendo una tostada de queso (que podemos distinguir en la carta) y nos trae la tostada más japonesa que uno se pueda imaginar. ¿Y eso qué significa? Pues que la idea es occidental, sí, como con muchas cosas aquí, pero ellos lo hacen a su manera. Eran dos pedazo de rebanadas de pan de unos 20x20 centímetros pero de un grosor de unos 4 cm cada una. Eso con una loncha de queso más fina que un tranchete y unas lonchas de pepino cortadas a máquina de menos de 1 milímetro. ¡Yupi! ¡Pan con pan! ¡Y sin nada que beber! Porque nos ponen agua del grifo, pero como acabamos de llegar aquí no sabemos si es una buena idea beber del grifo y queremos esperar a acostumbrarnos un poco... Así que un almuerzo un poco seco...
Volvemos a la clase y nos llega un americano que durante las dos siguientes horas nos cuenta todas las reglas de la escuela y la ciudad... Pero bueno, ¡al menos no es en japonés!
Y ya, hasta mañana no sabremos en qué nivel estamos. Acabamos y nos subimos a ver la sala de ordenadores donde podemos ver Internet.
Vuelta a casa. ¿Oye? ¿No deberíamos vaciar las maletas? Sí, pero antes queremos limpiar un poco todo. Así que nos pasamos la tarde de limpieza... después de pasarnos otra vez por la tienda de los 100 yenes a comprar "a ciegas" artículos varios de limpieza.
Luego descansito. Se acaba el descanso, si es que entender japonés era descansar, y ahora es el momento del test de nivel. ¡Yupi! Primero es un examen escrito con unas 150 preguntas, luego un examen oral. K acaba antes que yo... El examen oral me va de pena... Yo que estaba oyendo las preguntas que les hacían a los otros, estaba feliz pensando que entendía... Bien, pues llega mi turno y como había contestado mucho del examen escrito mis preguntas no empezaban con esas del estilo de "¿cómo te llamas?" sino más bien del estilo de "¿estás interesada en hacer el proficiency de japonés y para cuándo?" y seguían por pasivas, lenguaje honorífico, etc. Y claro, acabamos el test y me dice la mujer: "¿te parece bien si te pongo en un nivel más bajo para que repases, porque se ve que has estudiado esto pero que te falta práctica?" Y yo, claro: "sí, sí".
Pausa antes de seguir, hora de comer. Nos metemos en la cafetería de la escuela, que es de tamaño llavero. Nos trae una carta totalmente en japonés y no entendemos, así que acabamos pidiendo una tostada de queso (que podemos distinguir en la carta) y nos trae la tostada más japonesa que uno se pueda imaginar. ¿Y eso qué significa? Pues que la idea es occidental, sí, como con muchas cosas aquí, pero ellos lo hacen a su manera. Eran dos pedazo de rebanadas de pan de unos 20x20 centímetros pero de un grosor de unos 4 cm cada una. Eso con una loncha de queso más fina que un tranchete y unas lonchas de pepino cortadas a máquina de menos de 1 milímetro. ¡Yupi! ¡Pan con pan! ¡Y sin nada que beber! Porque nos ponen agua del grifo, pero como acabamos de llegar aquí no sabemos si es una buena idea beber del grifo y queremos esperar a acostumbrarnos un poco... Así que un almuerzo un poco seco...
Volvemos a la clase y nos llega un americano que durante las dos siguientes horas nos cuenta todas las reglas de la escuela y la ciudad... Pero bueno, ¡al menos no es en japonés!
Y ya, hasta mañana no sabremos en qué nivel estamos. Acabamos y nos subimos a ver la sala de ordenadores donde podemos ver Internet.
Vuelta a casa. ¿Oye? ¿No deberíamos vaciar las maletas? Sí, pero antes queremos limpiar un poco todo. Así que nos pasamos la tarde de limpieza... después de pasarnos otra vez por la tienda de los 100 yenes a comprar "a ciegas" artículos varios de limpieza.