Bien... Nos ha dejado solos en un apartamento, pero ¿dónde estamos exactamente? ¿Dónde compramos cena? (¿o lo llamo comida?, porque mi cabeza no funciona con este horario). Todo está oscuro, no hay ni Dios en la calle y no sabemos donde estamos ni en qué dirección están las tiendas, o si hay alguna abierta en este pueblo a esta hora... ¡Qué sed!

Salimos a la calle y miramos pero de verdad que no sabemos a dónde ir. Vemos a un occidental saliendo de una habitación y claro, a por él que nos lanzamos... Le pedimos información sobre dónde comprar y nos manda a una tiendecita...

Empezamos a andar y está oscuro de verdad. ¿En este país no saben lo que son las farolas? Pasamos al lado de un cementerio, bien exótico, por cierto, porque es de estilo japonés total, pero no tiene ni muro ni nada, de hecho las lápidas llegan ¡hasta la carretera! ¡Empieza a parecernos bien diferente este país! Hasta a K le da por cantar "Thriller".

Llegamos a la tienda y es como un 7/11 a la japonesa. Y claro, ¡la comida es japonesa! Buscamos agua entre sus 1000 tipos de bebidas raras, y cuesta más que los refrescos... Luego nos ponemos a comprar cositas de comida hecha, para comer algo esta noche. Cogemos unos triángulitos que pensamos que son sandwich, y algo de sushi, y bolas de arroz rellenas, algunos crepes (o eso pone) y yogures y dulces varios. Volvemos a casa... ¿y la comida qué tal? Pues los sandwiches más bien que no son sandwiches, sino unos triángulos de arroz rellenos envueltos en un alga. El crepe más bien es como una tortilla ligera rellena de nata dulce... ¡El sushi sí que es sushi! Y los dulces pues tienen esos sabores típicos japoneses, o bien matcha, es decir, té verde, o bien judías rojas en una masa de arroz. Desde luego que interesante es... en cuanto al sabor, algunas cosas son mejores que otras...

Vale. Hora de dormir (¡pero si me acabo de levantar!). ¿Dónde dormimos? ¿En esas tablas de madera? ¡Pues claro! Mientras no haya otra cosa... Qué noche tan cómoda...

Comments (0)